El Colegio de Médicos de Ourense denuncia la precariedad laboral en la que trabaja gran parte del personal sanitario

Fachada del Chuo

El Ilustre Colegio de Médicos de Ourense acaba de hacer pública una carta en la que pone de manifesto la precariedad laboral en la que el personal sanitario de los hospitales ourensanos tiene que ejercer su labor. Una situación que, denuncian, se ha evidenciado durante la pandemia pero que viene siendo palpable desde hace muchos años.

Un personal que es contratado por un tiempo para, en teoría hacer frente a una situación de excesiva carga de trabajo temporal que no es tal. En realidad es la carga de trabajo existente en los hospitales, que en vez de ser atendida con profesionales dotados de estabilidad laboral, es cubierta con sanitarios que van encadenando un contrato tras otro con los consiguientes perjuicios que para ellos y para los pacientes tiene. Una elevada temporalidad que en algunos hospitales gallegos llega a alcanzar al 60% de su personal, algo que ya ha sido recriminado a España por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Reproducimos en su totalidad la carta hecha pública desde la Institución médica ourensana:

«Imaginen el siguiente escenario: personal sanitario con jornadas de trabajo interminables y turnos de 24 horas, sobrecarga asistencial que dificulta una correcta atención, consultas y hospitales colapsados, frustración y agotamiento en profesionales por no poder dedicar el tiempo necesario a cada paciente…

Dudo mucho que algo de esto les sorprenda en esta época.  Pero, ¿y si les digo que estas palabras se escriben en el año 2019? O en 2018, o en 2009. Ninguna de estas circunstancias sería diferente porque el problema ha estado ahí desde hace años.

Y es que la pandemia por COVID-19 no ha sacudido el sistema sanitario, simplemente lo ha mostrado tal y como es.

Gran parte de las/os  médicas/os que les atienden en su centro de salud o en el hospital no tienen un puesto fijo de tipo trabajador del estado, ni siquiera una interinidad. Son gente con un contrato de meses de duración, basado en una sobrecarga asistencial que supuestamente es puntual pero que se mantiene en el tiempo, de ahí la necesidad de renovar sus contratos repetidamente. Esta situación puede prolongarse durante años, llegando en alguna ocasión a poder contabilizarse en décadas, sin que la persona tenga una seguridad laboral a largo plazo ya que sigue denominándose “eventual”. Uno podría pensar que los contratos siempre van a renovarse, pero no se engañen: el contratado siempre es la misma persona pero las gerencias cambian, los gobiernos cambian. Y un eventual está a merced de estos vientos sin ninguna seguridad de continuar en su puesto porque a efectos legales es, curiosamente, un trabajador “temporal”.

Pero, a pesar de todo esto, seguimos haciendo nuestra labor. Cada contratada/o tiene sus circunstancias personales y laborales concretas, pero todas/os tenemos la misma idea básica: querer trabajar dignamente. Y en este momento eso no pasa por un aumento de sueldo, más vacaciones o un ajuste de la jornada laboral. Simplemente se pide una estabilidad para quienes llevamos años haciendo nuestro trabajo sin apenas garantías. No debe de ser una idea tan descabellada cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha recriminado a España por el exceso de temporalidad en el sector público, que en algunos hospitales de Galicia alcanza hasta el 60% de sus empleados. Personas que, aunque no se supiese, han estado ahí a pesar de las adversidades, luchando por mantener su trabajo incluso aunque las gerencias cambien de estrategia.

Es por todo esto que el colectivo médico gallego está realizando concentraciones a las puertas de sus hospitales. La idea de estas reivindicaciones es muy sencilla: queremos seguir atendiendo a los pacientes. Estar ahí para ellos, para las necesidades de pacientes y familiares como hemos hecho siempre, pero sobre todo en este inolvidable año 2020. Que la polvareda que ha generado la pandemia sirva para que la población vea lo que es un gran porcentaje del personal médico: gente que mañana puede no estar ahí para atenderles por culpa de nuestras condiciones laborales, no de nuestro deseo.

Ni ustedes se lo merecen. Ni nosotros tampoco.«

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