Las cadenas de oro, un indispensable del verano

Cadena de oro
Cadena de oro

Las cadenas de oro se han convertido en el complemento imprescindible de tus looks veraniegos. Y es que los collares largos que tanto adoraban nuestras madres – ¡y hasta Jackie Kennedy! – están de vuelta con fuerza esta temporada. Tal y como apuntan los medios de moda, esa onda nostálgica de piezas maxi regresa para alegrar tus conjuntos veraniegos. Así que no te sorprendas si ves por la calle a todas luciendo cadenas doradas de distintos largos, superpuestas unas sobre otras. Un vestido blanco de lino, un bikini o incluso tu camiseta básica favorita lucen mucho más con un poco de brillo dorado al cuello. Para todos los gustos hay cadenas finas y minimalistas o con eslabones grandes y gruesos; todas aportan ese punto luminoso que cualquier look veraniego agradece.

La clave está en el layering o superposición: mezcla collares de varios tamaños para dar volumen sin esfuerzo. Por ejemplo, combina una cadena corta y fina, como una gargantilla con pequeños detalles, con otra de largo medio y finaliza con una larga que caiga hasta el pecho. Se pueden alternar cadenas para mujer delgadas con otras más anchas, de eslabón abierto o plano, o incluso añadir algún colgante sencillo (una medalla, un aro, una inicial). Lo bonito es que cada pieza tenga su estilo propio, pero que juntas realcen el look final.

Para un aire bohemio, las cadenas doradas van de la mano con vestidos ibicencos, prendas de crochet y texturas naturales. Imagina un vestido largo blanco con bordados, unas sandalias de esparto y varias cadenas doradas al cuello: el resultado es un look boho-chic lleno de vida. Y no hay que olvidar los chokers: esas gargantillas finas muy ajustadas al cuello funcionan genial con las capas más largas. Llevando un choker delicado junto a cadenas de distintos largos conseguirás un toque desenfadado y con mucho rollo, perfecto para un paseo veraniego o una noche de fiesta bajo las estrellas.

Otra combinación ganadora es añadir perlas a las cadenas de oro. El contraste del dorado con las perlas blancas da un aire fresco y elegante a la vez. Por ejemplo, alterna un collar de perlas clásicas con una cadena de eslabones dorados sencillos, o lleva una cadena fina con un pequeño colgante de perla. Muchas joyas actuales juegan con esta mezcla: perlas engarzadas en cadenas doradas o colgantes de perla en un hilo de oro. El resultado es romántico y luminoso, ideal para cualquier plan veraniego.

¿Y qué pasa si de verdad entras al agua con tus cadenas de oro? Pues, buena noticia: si tus piezas son de oro macizo de 18K (alta calidad), puedes mojarlas en la playa o la piscina sin miedo. El oro de 18 quilates es resistente al agua y al cloro, por lo que no perderá su brillo. Eso sí, procura aclararlas con agua dulce al salir del baño y guárdalas bien secas, para que duren siempre perfectas. Con este truco, tus cadenas doradas acompañarán tus días playeros sin problemas. Son el detalle ideal que eleva cualquier conjunto bajo el sol.

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