
La Fundación Franz Weber ha mostrado este martes su rechazo a la convocatoria de una nueva cabalgata navideña con animales vivos financiada por el Concello de Ourense. En concreto, se trata del uso de renos para ambientar actividades festivas previstas para el próximo 20 de diciembre, una práctica que la organización considera incompatible con el bienestar animal.
Desde la fundación lamentan que el gobierno local insista en un modelo que, recuerdan, implica sufrimiento para los animales. A su juicio, mantener este tipo de iniciativas resulta aún más difícil de entender en un contexto social en el que la mayoría de municipios gallegos ha dejado atrás hace años el uso de animales con fines lúdicos.
La ONG considera que esta “tozudez” solo puede explicarse por la falta de sensibilidad hacia una realidad cada vez más asumida por la ciudadanía. Y advierte de que la imagen que se proyecta de la ciudad no sale reforzada.
Renos entre ruido, multitudes y estrés
No es la primera vez que estos animales recorren zonas urbanas de la ciudad. Según recuerda la fundación, en ediciones anteriores los renos tuvieron que desplazarse entre aglomeraciones, gritos, música elevada e incluso intentos de contacto por parte del público.
Un escenario que, señalan, resulta claramente perjudicial para unos mamíferos que no están preparados para este tipo de entornos. Además, alertan de que estas circunstancias pueden derivar también en situaciones de riesgo para las personas espectadoras.
Un Gobierno local que incumple acuerdos plenarios
La crítica no se queda solo en el plano ético. La Fundación Franz Weber recuerda que el actual gobierno municipal, liderado por Democracia Ourensana y en minoría, estaría incumpliendo acuerdos aprobados en el pleno.
En concreto, citan una moción de 2013 que planteaba vetar en el término municipal cualquier práctica considerada cruel con animales y, por extensión, evitar su contratación como actividad pública o espectáculo.
Una imagen que puede pasar factura a la ciudad
La organización naturalista subraya que este tipo de eventos no solo genera rechazo social, sino que puede tener consecuencias más amplias para la ciudad. “Cada vez más personas escogen sus destinos vacacionales o sus escapadas con criterios de ‘turismo responsable’”, recuerdan.
Entre esos criterios, destacan el respeto al medio ambiente, la biodiversidad y los Derechos Humanos. En este contexto, la negativa del Concello a sustituir los animales vivos por más carrozas y animación podría provocar el efecto contrario al deseado.
La fundación advierte de que Ourense corre el riesgo de ser asociada al maltrato animal, como ya ha ocurrido con otros municipios de la geografía española, un estigma difícil de borrar y poco compatible con una ciudad que aspira a atraer visitantes y proyectar una imagen moderna y respetuosa.






